Cita con Serena

Frunci el ceño, aquel chico no tenía remedio.
- Está bien, entiendo que no quieras volver a estar conmigo... - dije con fingida voz de tristeza.
Bajé la mirada a a la mesa, intentando parecer triste y mordi mi labio inferior.

Bebi un sorbo de mi refresco, satisfecha por haber convendido a Dan y pensando en algo para cambiar de tema.
- Bueno... ¿dónde me vas a llevar después de esto? - pregunté sonriente.

Frunci el ceño, molesta por su respuesta.
- No te preocupes - dije enfadada.
Me levanté y fui a pagar, después cogi mi abrigo y sali del restaurante.

Cerré los ojos, aguantando el enfado y suspiré.
- Está bien, perdonado - dije con los ojos aún cerrados - te veo en el colegio.
Me di la vuelta y fui a pedir un taxi.

- Olvidas mencionar tu mal humor conmigo - digo con el ceño fruncido - además de tus contestaciones.

Sonrei levemente.
- Tienes suerte de que tenga ganas de beber - dije animada y tiré de su mano - ¿dónde me llevas?

Le segui sin rechistar, a pesar del dolor de pies. Cuando vi el letrero y la fachada del local deduje que no era para nada parecido a los que yo solía frecuentar, pero ciertamente aquello me gustaba. Caminé alegremente y rei cuando tiró su corbata al suelo.
- ¿Apostamos a que puedo beber más que tú? - bromeé mientras entrabamos en el local.

Sonrei desde la entrada hasta que llegué a la barra. Nunca había estado en un sitio así y dudaba que volviese a estar, por lo que decidi disfrutar mientras durase. Si Lily se enterase que estaba en Brooklin en un pub de ese tipo probablemente me encerrase en la Suite. Rei interiormente por mis pensamientos y saludé al camarero.
- Encantada, Al - dije amablemente y me senté en una de las banquetas.

- Para mi Whisky, por favor - dije sonriendo y volvi a echar un vistazo al local.
Desde luego que no tenía el aspecto que solia tener un pub de Manhattan, quién diría que aquello estaba a pocos km del Upper.
- Realmente, sí - dije cuando la voz de Dan me sacó de mi ensimismamiento - ¿vienes mucho por aqui?

- En tal caso aguantarás más que yo si empiezas con cervezas - dije divertida y tomé el Whisky.
Di un buen trago y el licor quemó mi garganta. Tosi levemente y aguanté las lágrimas. Dan tenía razón, era fuerte, pero no le daría la oportunidad de que se burlase de mi forma de vida y sonrei, fingiendo que no notaba la diferencia.

- Me parece bien - dije rápidamente.
Si bebía otro vaso de aquel Whisky de garrafón acabaría en el suelo sin siquiera recordar mi nombre. Bebi el resto del vaso de un trago y repeti la operación de la primera vez, aunque no pude evitar que los ojos se pusiesen sospechosamente llorosos.
- Una cerveza, Al - dije con voz ahogada por el picor.

- Y seguramente la última - dije como final del brindis, sacándole la lengua.
Corri a poner la jarra en mis labios y tragué lo más rápido que pude. Sabía que no ganaría, pero sería divertido.

Cuando llevaba 3/4 de la jarra (o mejor dicho, enooorme jarra) paré y tosí, se me había ido por otro lado. Volvi a poner la cerveza en los labios y segui bebiendo.