Una semana después

por **Belinda Bones** Miér Jun 10, 2009 12:40 am

A la espera de que el señorito Archibald nos deleite con una obra de arte suya (que no plagiada)... no me queda más remedio que actualizar pobremente... con la siguiente parte de la historia..... por dónde íbamos?
Ah, sí...

Aunque no siempre las cosas son lo que parecen.

¿Él? ¿Dije él?

Debería aprender a mirar mejor antes de hablar. Y debería fijarme antes de hacer nada.

Jess está como hecho en piedra sobre mí, nada se mueve. Sus ojos azules están clavados en un punto fijo de la pared. Mi corazón late desbocadamente y soy la primera en atreverme a ladear la cabeza para mirar en dirección a la entrada.

Y allí, de pie, una esbelta figura de negro nos observa con detenimiento, sin perder un solo detalle de nuestra postura. Nos está estudiando, aún sabiendo que nosotros sabemos que está ahí, delante.

Demasiado esbelta. Demasiado estilo para ser lo que en un principio pensé que sería. Jess se aparta de mí y se levanta poco a poco de la cama. Camina lentamente hacia el extraño y hace gestos para mantener la calma entre ambas partes. La figura parece entenderlo.

Yo me reclino en el colchón y contemplo cuidadosamente la escena. Se le notan unas facciones muy finas… extremadamente finas para ser de… hombre.

Da un paso al frente y Jess se asusta, pierde el control y se abalanza sobre la figura en cuestión. Ésta de un simple empujón lo deja inconsciente y se levanta con agilidad. Ahora camina lentamente hacia mí.

-¿Qué quieres de nosotros?

-¿Qué piensas tú que puedo querer de unos mocosos como vosotros?

Su voz, me resulta… familiar, pero no sabría decir en dónde o cuándo ubicarla.

Me levanto rápidamente y cojo mi lámpara de la mesilla de noche. Pero es más rápida que yo y se aparta con agilidad de la trayectoria de la misma. Lo que me faltaba, alguien experto. Me da igual, arremeto contra la figura sin importarme llevarme por delante muebles u objetos. Mi objetivo es claro: saber quién se oculta detrás del pasamontañas.

Veo que no obtengo resultados con lo que estoy haciendo, así que me tiro en plancha sobre él y lo pillo desprevenido. En la caída uno de sus brazos ha quedado atascado detrás de su espalda, por lo que algo ha debido hacerse, se retuerce de dolor. No espero a que reaccione de nuevo y le quito con demasiada urgencia el pasamontañas. Me quedo asombrada. Ahora sí sé de qué la conozco. Sí, LA conozco, porque no es nada más y nada menos que Renata Hudson, la mujer de mi padre.

Nunca me ha caído bien, pero ahora menos, por motivos obvios. La empujo más aún contra el suelo y eso le hace gritar de dolor.

-¿Qué haces tú aquí? – grito irritada.

-¿Y a ti qué más te da?

-Es mi casa, creo que merezco una explicación sobre por qué estás tú aquí, sin estar mi padre, y vistiendo así, con pasamontañas incluido.

-No tengo por qué responder a tus preguntas, estúpida. Siempre has sido una niña insolente y malcriada. Que sepas, que todo va a cambiar… muy pronto…

-¿Muy pronto? ¿A qué te refieres? Exijo que me lo digas –la amenazo.

-Vengo a por algo que tú guardas muy bien, muchacha. Sé que lo tienes, sé que no sabes ni lo que es… que nunca te has parado a pensar que tiene algún valor, pero así es –no comprendo nada de lo que me está diciendo. Sí, mi familia es muy pudiente, pero no tengo nada de especial valor. Como bien ha dicho ella, de valor sentimental hay muchas cosas, pero no existe nada que haga venir de esta manera a alguien, para robarla.

-Aquí no hay nada de valor. No sé a qué te refieres y no pretendo saberlo. Aléjate de mí y de mi familia, aunque sé que, en parte, eso es imposible – la fulmino con la mirada – ¿Sería mucho pedir que me especificaras qué has venido a buscar?

Os habéis quedado con la intriga?

xOxO -...- Belinda Bones -...- [!]